La palabra Hipnosis tiene su origen en:
“Hipno”: en la mitología griega (Hypnos) era la personificación del sueño
“Sis”: sufijo que significa acción, proceso o resultado.
A Hypnos se le representaba con grandes alas de mariposas (capaces de trasladarle de un extremo a otro de la tierra, con sigilo y en un instante), sosteniendo en su mano una planta de adormidera.
Por lo tanto etimológicamente , podríamos definir la hipnosis como el proceso , resultado o estado irregular de adormecimiento.
La HIPNOSIS es una técnica que permite sumergir al individuo en un estado de máxima concentración/relajación, un estado de consciencia particular en el cual la frecuencia de la onda cerebral disminuye pero sin llegar al sueño (estado ampliado de consciencia), estado en el que el inconsciente está más presente, para poder influirle mediante la metáfora y sugestiones positivas, siempre orientadas al logro del objetivo del cliente
Ese estado de consciencia ampliada es un estado natural, pero provocado en la sesión de forma artificial; es decir, muchas veces a lo largo del día entramos en dicho estado de forma natural ( por ejemplo antes de caer dormidos, cuando estamos en una conferencia escuchando muy atentamente y concentrados…)
La Hipnosis Ericksoniana (diferenciarse de la Hipnosis clínica directa) aparece a mediados del siglo XX de la mano de Milton H. Erickson.
Consiste en una serie de fábulas, metáforas o cuentos que el hipnoterapeuta narra, mientras el cliente está en ese estado de máxima relajación, historias que más tarde su inconsciente debe relacionar una vez despierto con sus problemas y le sirvan para solucionarlos.
Consiste en el uso de la palabra con la finalidad de crear confusión a la mente consciente, mientras se establece una sugestión indirecta para que el inconsciente la acoja para resolver el conflicto.
Es bien sabido que el mayor obstáculo con el que se encuentra un hipnoterapeuta en la aplicación de la técnica hipnótica, es una cantidad de falsas creencias que se han tejido en torno a la hipnosis. Creencias que han sido reforzadas por los medios de comunicación y los hipólogos de teatro.
Desgraciadamente, el tratamiento que tradicionalmente ha recibido la hipnosis ha estado mucho más ligado al mundo de lo esotérico, mágico y paranormal que desde un punto de vista científico.
Programas de TV, espectáculos tipo circenses, cuentos e historias que hemos escuchado acerca de gente hipnotizada que no sabe lo que hace, o hace barbaridades en contra de sus principios más elementales, han distorsionado mucho el concepto de la hipnosis.
Todo ello ha fomentado la aparición de una serie de ideas erróneas sobre lo que es la hipnosis y con ello el surgimiento de falsos mitos sobre la misma, resultando sumamente negativo para la hipnosis, para el hipnoterapeuta y para el paciente.
Es preciso , importante, necesario y fundamental, desmitificar y quitarle la cantidad de FALSOS MITOS que hay entorno a la hipnosis.
Entre los más importantes que podemos citar, estarían los siguientes:
La hipnosis NO tiene en absoluto el más mínimo peligro, partiendo de la base de quien la realiza es un terapeuta que domina y conoce la técnica.
Lo más peligroso que puede ocurrir en la sesión de hipnosis, es que el cliente se duerma, si esto ocurriera no impediría para nada el llevar a cabo la sesión hipnótica.
No existe riesgo alguno en dejarse hipnotizar por un profesional.
Este mito es uno de los más extendidos y hay que hacer comprender que el estar hipnotizado NO es estar dormido.
La conciencia sabe siempre lo que uno experimenta mientras está hipnotizado.
Pese al profundo contacto subconsciente, la mente puede comentar, criticar y censurar.
Tenemos siempre control sobre lo que decimos y hacemos. No es de extrañar que después de una sesión de hipnosis, el cliente salga de ella con la sensación de no haber sido hipnotizado, porque se ha enterado de todo.
Se trataría de las personas que tienen miedo, al pensar que en estado hipnótico se van, no sé dónde, y se quedan allí.
Debemos aclarar, que si le ocurriera algo al hipnoterapeuta, como por ejemplo, si durante la sesión se desmayara el terapeuta, el paciente transcurridos pocos minutos sin escuchar la voz del hipnoterapeuta, éste se despertaría y saldría automáticamente del trance, de manera natural
Es justamente lo contrario, si no hay voluntad por parte del cliente para ser hipnotizado no habrá hipnosis.
No puede inducirse la hipnosis sin la colaboración del cliente.
La hipnosis es un trabajo en equipo formado por el terapeuta y el cliente, donde ambos tienen voluntad, uno en aplicar la hipnosis y el otro en recibirla. Si el cliente no quiere y se resiste a ello, no hay hipnosis.
El cliente, estando bajo hipnosis, NO está inhibido de sus facultades.
Nadie puede conseguir nada de nadie que esté en estado hipnótico y que no quiera voluntariamente contestar, mucho menos si va contra su código ético o moral.
Por lo tanto, si el cliente no quiere, no contará sus intimidades.
Debido al mal uso que se hace de la hipnosis y sus representaciones teatrales y/o circenses, en los que la persona es reacia a presentarse voluntaria por temor a que la ridiculicen, esto lo asocian a cualquier tipo de praxis de hipnosis.
Curiosamente los que suelen presentarse como voluntarios a una sesión teatrera son los que les gusta ser el centro de atracción.
Como he mencionado anteriormente, nadie hará nada que no quiera hacer voluntariamente, aun estando en estado hipnótico.
A nadie se le puede inducir sugestiones o ideas que vayan en contra de sus principios éticos o morales.
Si a una persona hipnotizada le ordenamos algo en contra de sus convicciones, dicha persona responderá y saldrá del estado hipnótico.
Si en plena sesión, siente que algo contraría sus convicciones y sus valores, la persona se sentirá confundida y despertará del trance de inmediato.
Esto es falso, ya que los clientes hipnotizados no se hallan dominados en absoluto por el hipnoterapeuta, pues poseen completamente intacta la capacidad de tomar decisiones.
Si se le manda a un paciente hipnotizado que haga algo en contra de su voluntad o de su código de conducta personal (código ético o moral), éste saldría de inmediato del estado hipnótico.
Los pacientes hipnotizados “obedecen” a lo que ellos quieren y nunca contra su propia voluntad.
Cualquier persona se puede hipnotizar, sea hombre o mujer, con una voz aguda o grave, etc.
El trance hipnótico se induce mediante técnicas inductivas que no requieren el uso de ningún tipo de “energía psíquica”, ni “poder”, ni poseer ningún “don” para ello.
El éxito del trance se debe a la voluntad de ambos; es decir, voluntad del terapeuta en inducir el trance y voluntad del cliente en aceptar y colaborar para conseguirlo.
La mayoría de los pacientes recuerdan todo o casi todo lo que se les dijo e hizo durante la sesión hipnótica, y si no lo recuerdan es sencillamente porque se quedaron dormidos, no hay nada mágico en ello.
Primeramente aclararemos todas las posibles dudas que puedas tener, este punto es importantísimo ya que puede dificultar el proceso hipnótico.
Si fuera lo indicado, en ocasiones te enviaré la hipnosis grabada, por WhatsApp o correo electrónico, para que te la pongas por tu cuenta. En este caso te daré todas las indicaciones oportunas para que lo hagas con total tranquilidad.